Tres perspectivas de la sociedad contempor?nea
por
 Abelardo G?mez S?nchez



Tres perspectivas de la sociedad contempor?nea
(Sartori, Bordieu y Viviane Forrester)

 

 

Esta trilog?a de rese?as aborda los diferentes aspectos de las sociedades actuales. Tres libros, dos escritos por cl?sicos contempor?neos: de la ciencia pol?tica, Giovanni Sartori autor de La Sociedad Multi?tnica (Plutalismo, Multiculturalismo y Extranjeros 2001)  y de la sociolog?a Pierre Bordieu con Contrafuegos 2 (Anagrama 2001) el tercero por una escritora francesa Viviane Forrester, quien posiciona ampliamente su postura de Una Extra?a Dictadura y autora del tambi?n c?lebre El Horror Econ?mico

Cada libro hace hincapi? en  diferente nivel, lo econ?mico, cultural o pol?tico de los sistemas de sociedad globalizados  y sus procesos y estrategias. En el caso de Sartori el sistema analizado es el cultural internacional y su relaci?n con el Estado democr?tico, aunque se remita a un caso particular no pierde la perspectiva megapol?tica. Tanto Bordieu y, claro, la Forrester se refieren al sistema econ?mico, aunque el soci?logo lo hace para referir a los nuevos actores sociales y pol?ticos, de principios de siglo. Por tratar los diferentes niveles del las sociedades contempor?neas, sin necesariamente coincidir, se trata de lecturas complementarias. (A.G.S.).

 

?Todo en la polis, sabi?ndolo acomodar?

 

Abelardo G?mez S?nchez.

 

En La Sociedad Multi?tnica (Plutalismo, Multiculturalismo y Extranjeros 2001) Giovanni Sartori, con su habitual pulcritud conceptual, emplaza una afirmaci?n categ?rica: el multiculturalismo no es una ampliaci?n del pluralismo ni un neopluralismo; se opone en su genealog?a, socio-visi?n, lectura y proyecto respecto a la diversidad.  A?n m?s, el primero configura un frente harto corrosivo para la ciudad democr?tico-liberal que postula el segundo. El que ambos reconozcan el componente plural  (perogrullada puesto que toda sociedad es plural por diferenciada) no los hace igualmente pluralistas.

 

La obra se divide en dos secciones cuyos t?tulos ya son reveladores: ?Pluralismo y Sociedad Libre? y ?Multiculturalismo y Sociedad Desmembrada?. En la primera, el autor del cl?sico La Teor?a Democr?tica se?ala la popularidad y el impune sobreuso, desde los sesentas, de la noci?n de pluralismo y emprende la reconstrucci?n l?gica que, implica, la revisitaci?n de la historia de los ?pluralismos? y un trabajo de experimentado pulidor hermen?utico para reinstalar su contenido axiol?gico. El pluralismo es ?el c?digo gen?tico? de la sociedad abierta y se da en los niveles social (reconocimiento de la diferencia), de sistema de creencias (lo diverso como valioso) y pol?tico (una arquitectura pol?tica multipartidista). Para el pluralismo, pues, lo divergente, lo discrepante es valioso pero, ?no es un abandono pasivo a la heterogeneidad?; en el centro de esa aspiraci?n convive el ?nimo de la cohesi?n.

 

La segunda parte aborda, tambi?n poli?dricamente, el multiculturalismo. ?Qu? se entiende por cultura en el multiculturalismo?: todo en este cesto, ?mediante la argucia reivindicativa? es cultura y, por lo tanto debe ser reconocida y tratada preferencialmente, a riego de caer en posturas tiranas. Su producto m?s visible: la pol?tica del reconocimiento, poco tiene que ver con el efecto igualador de la pol?tica de la acci?n afirmativa norteamericana, puesto que promueve una autoclausura de la diferencia. Esta multiplicaci?n de ?identidades? de todo tipo pone en crisis las condiciones de ?la comunidad plural?, dice Sartori, porque es desmembradora: genera un sinf?n de sociedades cerradas.

 

Es obvio que la argumentaci?n por politem?tica (l?gica, sociol?gica, axiol?gica y pol?tica) es inabordable en este espacio. Pero el punto fino de tal disenso es: mientras el multiculturalismo enfatiza las l?neas de corte al interior de la polis con su consecuente efecto atomizador; el pluralismo, hace de la valoraci?n de la diferencia un elemento de integraci?n en la que predomina como condici?n fundamental, independientemente de la raza, lengua costumbre o religi?n, ?la buena convivencia pluralista? (la concordia discors). El rasgo distintivo del pluralismo es el de ?asociaciones voluntarias y de afiliaciones m?ltiples?; en el multiculturalismo, la adscripci?n es forzada, el principio asociativo es end?geno, se pertenece de origen o no. Si el pluralismo instaura la  generalidad (omniinclusividad) e igualdad ante la ley, el otro propone una ciudadan?a diferenciada y leyes particularizantes lo que provoca el retorno a la arbitrariedad de la ley. En este sentido Sartori aboga por la instauraci?n de ese invento contempor?neo la comunidad pluralista: idea todav?a extra?a en la posguerra. Sartori reivindica el contenido ?tico hol?stico del pluralismo, la creencia en la variedad, en  el discrepar, en el cambio pertenecen a un contexto cultural pluralista  y, es desde aqu?, afirma, que hay que juzgar al ?llamado? multiculturalismo de nuestros d?as.

 

Sorprende que, el autor de Partidos y Sistema de Partidos, no establezca una gradaci?n de apertura en los multiculturalismos. Si los reduce a ideolog?a es porque su actuaci?n se erige ( a veces se iriza, aqu? pese a su temple ciceroniano y elegancia argumentativa) contra un actor colectivo muy espec?fico: los radicalismos  teocr?ticos o fide?stas de los pueblos isl?micos inmigrantes en el oeste europeo (el t?rmino extranjeros, del subt?tulo, define la perspectiva pero, omite las causas de la migraci?n y el papel de los migrantes en el cambio social) Es clara si no la xenofobia si el ?xenomiedo? del autor ; ejemplifica con  los ?problemas en ebullici?n en Francia?: el uso obligatorio del chador, la poligamia la practican en Par?s 200,000 familias isl?micas,  e incluso advierte de la posible defensa de la ablaci?n del cl?toris.

 

Lo que Sartori le reclama a este pensamiento es el rebasar los l?mites de la tolerancia, el no cumplir con una de sus condiciones: la reciprocidad: 

Critica la pol?tica inmigratoria de Italia, su tolerancia malentendida, previene contra la balcanizaci?n de la ciudad democr?tico-liberal (que no es una diversity machine) y su generaci?n de anti-ciudadan?a. El libro, por su tono y su contundencia tiene un aroma militante y, si bien apunta que pluralismo y multiculturalismo no siempre son antit?ticos, apuesta por un mediaci?n el interculturalismo y recuerda que lo europeo es intercultural por definici?n: ser occidentales es ser interculturales.

 

El hombre lobby del hombre

 

Por: Abelardo G?mez S?nchez.

 

Estos contrafogonazos est?n dirigidos contra las mil y una cabezas del aut?crata con ?nfulas de showman; ogro misantr?pico y autof?gico, domina el orbe con sonrisa anti-ut?pica; el gran hip?crita de m?ltiples y reticulares firmas: el neoliberalismo. El azote neoliberal: fortaleza tan ominosa como inasible, ya no es el imperio de los managers, tampoco de los owners como se vislumbraba desde los treintas. Es el de los grandes gestores (de los fondos de pensiones, grandes compa??as de seguros, vastas redes empresariales y fondos de inversi?n colectivos: money market funds o mutual funds). Un prototipo, la Transatlantic Business Dialogue (organizaci?n que re?ne a las 150 empresas europeas y americanas m?s importantes) sin olvidar, memoria ingrta obliga, la institucionalidad viciosa de la OMC, el Banco Mundial y el FMI que fraguan ?la llegada del gobierno mundial invisible?. Mundo inmundo y supuestamente inmune, el neoliberal hace gala de una mascarada medi?tica interminable; de grandes organismos productores de conocimiento que reclutan ej?rcitos de economistas, juristas y expertos; de laber?nticas y fluidas redes de informaci?n  y de la faena del lobbying.

Un diagn?stico letal: la actual construcci?n europea, ?en torno a los poderosos?, es una vasta destrucci?n social que amenaza las conquistas y las solidaridades m?s admirables de los ?ltimos dos siglos. En sentido contrario, la Europa Social agoniza y, su postrero pataleo, es harto caracterizable: la consolidaci?n de la Wellfare reform: eufemismo utilizado para nombrar el desmontaje del Welfare State; uni?n del campo mundial a trav?s de la unificaci?n monetaria como instrumento de dominio; inocuidad de los coloquios de socorrismo econ?mico internacional, declive de la ascendencia de las Europa Intelectual; imposici?n mundial de ?una renta accionarial m?nima garantizada de capital?; autonomizaci?n del campo financiero que dejado a su l?gica funciona como una m?quina abstracta; etnocentrismo de la americanizaci?n En suma: La precarizaci?n y la provisionalidad del empleo generalizada; modelos econ?micos y reg?menes pol?ticos basados en ?la instituci?n de la inseguridad?; alt?sima concentraci?n de capitales de todo tipo. Introducci?n de la l?gica comercial en todos los estadios de la producci?n, lo que pone en peligro la autonom?a de la cultura.

La teor?a neocl?sica (el individualismo ego?sta, ?la mentalidad calculadora invade la vida?, tics y tips neodarwinianos) ha encontrado en la pol?tica neoliberal su propia verificaci?n y su producto ?no deseado?: una econom?a dual: por un lado una inmensa masa subproletarizada, sin proyecto, sin futuro, culpabilizada y psicol?gicamente cercada; por el otro una minor?a con trabajo estable y salarios permanentes pero autoexplotada e igualmente estresada, por la precarizaci?n. Un bot?n de muestra: la desigualdad en los usos sociales del internet: en 1997, ?el 20% m?s rico de la poblaci?n mundial representaba el 93.3% de los usuarios de Internet, y el 20% m?s pobre el 0.2%?. En Contrafuegos 2 (Anagrama 2001) Pierre Bourdieu, con el lenguaje llano del periodismo y la conferencia universitaria o sindical y sin dem?rito de la densidad conceptual, re?ne textos esclarecedores acerca de las estrategias globalizadoras: su eficaz y cicl?peo sistema de decisiones a prop?sito del mapamundi.

La falacia epistemocr?tica: el s?trapa, con recursos sin precedentes, funda su antr?sfera en diversos ?rdenes te?ricos y pr?cticos; invoca la autoridad de la ciencia econ?mica; apela a la condici?n ?nobiliaria? de la academia cuya funci?n simb?lica propaga ?un racismo de la inteligencia?: el Reino del Mejor y el Ilustrado: ?el paradigma del nuevo conquistador podr?a ser Bill Gates?. S?, la inicua distribuci?n, escolar y extraescolar de los capitales cultural y tecnol?gico determina la actual divisi?n del trabajo y es un instrumento b?sico de sociodicea.

El monopolio tir?nico del ?conocimiento leg?timo? (diagnosis y prognosis) confiere a sus acciones un aura de necesidad e irreversibilidad que no le envidian nada al vulgo-marxismo (con el l?tigo de la econom?a, ambos son domadores circenses de la Historia). Pero, el actual modelo econ?mico antes que te?ricamente plausible es la universalizaci?n de los principios ?tico-pol?ticos de una estructura social y una historia concretas: los presupuestos del sentido com?n econ?mico del modelo americano: lo cual le da ventajas pr?cticas, competitivas y simb?licas a dicho pa?s. Sin caer en antiyanquismos de opereta, la hipostizaci?n de la vulgata norteamericana, prohija postulados falaces: debilidad del Estado y conversi?n de bienes p?blicos en bienes comerciales y a los ciudadanos en clientes; fe devota en el self help (ponte tu changarro dijeran, por ac?) la exhaltaci?n de la acumulaci?n convertida en deber; la incertidumbre laboral como libre elecci?n.

En efecto, la globalizaci?n es una creaci?n pol?tica. ?Las revoluciones conservadoras han producido una doxa parad?jica: conservadora se hace pasar por progresista?; expoliadora, cacarea planes con ?c?digos sociales?. A trasmano del discurso ?igualitario? los Estados europeos ?ni qu? decir del resto- contribuyen a su desposesi?n, incluso los socialdem?cratas. Esta ambig?izaci?n genera una pol?tica de la despolitizaci?n. Meros fantoches democr?ticos, sobre todo en pol?tica econ?mica, los gobiernos simulan la toma de decisiones, anulan su representatividad y afantasman la participaci?n ciudadana: someten a gobiernos y ciudadanos a fuerzas econ?micas naturalizadas. Cuesti?n central: restaurar la pol?tica, dice Boudieu pero, ?c?mo movilizar a las fuerzas capaces de imponer una pol?tica social real en Europa?. La Federaci?n Europea de Sindicatos es un actor previsible para la reconstrucci?n de una Europa social pero, su complacencia, su timoratez conciliadora, su falso europe?smo lo impiden. Un sindicalismo renovado, que promueva ?un movimiento social cr?tico y un movimiento de cr?tica social?, debe elaborar diversas rupturas: con los particularismos nacionales, con los fragmentarismos sectoriales, con el pensamiento conciliador que desacredita el pensamiento cr?tico, con el fatalismo econ?mico que hace ineluctable la globalizaci?n. Apelar a los nuevos movimientos a escala europea que, m?s all? de sus objetivos y proyectos, coinciden en  rasgos innovadores: ligereza y capacidad de respuesta en sus aparatos; cancelaci?n de los dominios cupulares; rechazo a las formas tradicionales de lucha; l?deres nuevos con  cultura pol?tica capaz de captar nuevas expectativas; formas de acci?n concretas (vivienda, salud, educaci?n, derechos humanos) sin desvar?os hol?sticos y teleol?gicos; conciencia y competencia simb?licas; art?fices medi?ticos son maestros en crear, dramatizar el acontecimiento (hacerlo intelegible y sensible);  inspiraci?n autogestionaria, internacionalismo real, repudio a la pol?tica neoliberal.

 

S?, las pol?ticas mundiales del neoliberalismo por m?s poderosas que parezcan, por m?s sabias e informadas que luzcan, por m?s inteligencia estrat?gica y despliegue de recursos pol?ticos y simb?licos no son inamovibles. Un envite program?tico: contra esta megaestructura expoliadora, compleja y su programa regresivo; el simulacro in?dito de democracia y progresismo; la sofisticaci?n organizacional, el individualismo ego?sta del esp?ritu del capitalismo, fundamento de la american social science y su extre?imiento explicativo de los procesos colectivos y su clausura de  la pol?tica, opuesta a la visi?n solidarista de la historia del movimiento social. ?Cu?l es el papel de los intelectuales, los artistas, los escritores y sobre todo los investigadores sociales? Los estudiosos del movimiento social no pueden permanecer neutros: si el poder invoca a la ciencia, su tarea es primordial, condici?n previa para conjurar un revolucionarismo sin objeto y sin efecto, las alucinaciones milenaristas. Hay que insertar en el debate p?blico la energ?a cr?tica del homo academicus; difundir los saberes ?de la ciudadela de los sabios?. Como se ve el viejo t?pico del papel del intelectual y su tema colateral el ?saber comprometido? reaparecen en forma asaz convincente. Reanudar la tradici?n cient?fica del siglo XIX, ya no desde intelectuales espec?ficos sino la ?producci?n colectiva de utop?as realistas.?

Un alegato central: urge la combinaci?n del militante y el intelectual: Insiste: unir el ?microcosmos acad?mico? e interacuar con asociaciones, sindicatos y grupos en lucha; dar una forma sensible a las adquisiciones de la investigaci?n. Bourdieu hace ?nfasis en la ?divisi?n nefasta entre te?ricos y militantes (que) deben aprender nuevas formas de comunicaci?n y debate que los prevengan contra sus mutuos prejuicios? la coordinaci?n abierta de reivindicaciones, objetivos, acciones, a escala nacional y sobre todo internacional, nivel en que se juega hoy el destino global. A los productos de los think tanks, oponer las producciones de redes cr?ticas; someter el discurso dominante a una cr?tica l?gica, sociol?gica y, agregar?amos, axiol?gica; desmontar su l?xico, argumentaci?n y cosmopolitismo meramente formal;  cultivar la tierra yerma de los migrantes; analizar las pol?ticas sutiles en las que colaboran los socialdem?cratas ?no es sint?matica su prohibici?n de un gran programa de desarrollo? por ejemplo, ?la instauraci?n de una fiscalidad internacional, un sistema monetario capaz de garantizar la estabilidad?.

Contrafuegos 2 junto con su antecesor Contrafuegos combina magistralmente el aliento militante y el vuelo te?rico y dada la horridez concentracionaria de sus escenarios  que describe, un gui?o esperanzador: ?no hay tarea m?s urgente que la invenci?n de nuevas maneras de pensar y de actuar?. La miseria generalizada impone un nuevo principio de solidaridad.

 

De Bonanza y miseria

 

Por: Abelardo G?mez S?nchez.

 

El punto de partida para el an?lisis del megasistema econ?mico mundial - el rechazo indignado - es la constataci?n preliminar de un conjunto de h?rridas paradojas: la vasta riqueza - sin precedentes - acumulada por el orden mundial (l?ase, las ?lites neofinancieras, bursatilizantes y con vocaci?n de tah?res) produce miseria a decenas de millones de seres humanos que viven bajo el umbral de la pobreza; el crecimiento econ?mico, cacareada premisa para la creaci?n de empleo, produce su contrario: el desempleo masivo; los discursos internacionales y nacionales de pol?ticas p?blicas son una mascarada para facilitar las estrategias omn?voras y omnipresentes de intereses cada vez m?s particularizados y privados - en ocasiones muy a pesar de nuestros gobernados gobernantes -. En suma, lo que hasta hace unas d?cadas denomin?bamos econom?a pol?tica es decir, anclada a la producci?n para el Estado, a los intereses y la procuraci?n de bienestar de sociedades espec?ficas ha sido reemplazada por una econom?a ficci?n que, con un efecto de torbellino - ya sabemos que en la anal?tica econ?mica se valen las met?foras por ejemplo: llamar fuga de capitales a acciones muy concretas de seres muuuy  (localizables y todo) concretos-, se desentiende de todo y de todos a su paso y, en su impulso centr?peto, crece de manera implacable sin importarle su capacidad de devastaci?n.

 

No hiperbolizo, lo inquietante de este torbellino es su car?cter intangible, su naturaleza abstracta de fuerza econ?mica y su publicidad simuladora que mientras m?s delet?reo y vagoroso lo hacen m?s fortalecen su presencia. En Una Extra?a Dictadura, libro reciente de la escritora francesa Viviane Forrester - autora tambi?n de El Horror Econ?mico cuyas ventas ascendieron a 350,000 ejemplares s?lo en Francia y 75,000 en Latinoam?rica,  y que indispuso las cultivadas certezas de las ?lites econ?mica, pol?tica e intelectual de su pa?s - se nos presta el espectroscopio para mirar, frente a frente, el ojo de este hurac?n: la especulaci?n, esa mirada sin fondo y fariseica de la hiperusura de gigantoestrategas internacionales difrazados de genios econ?micos, adalides de las finanzas p?blicas y armados de una panoplia propagand?stica impresionantemente eficaz para escamotear, ocultar y maquillar la realidad econ?mica planetaria. El reino de la especulaci?n es el producto de la ideolog?a ultraliberal, un tipo espec?fico de gesti?n que se nos presenta como el ?nico posible, inevitable, irreversible e indiscutible y que se hace pasar como cosustancial a la globalizaci?n. Sin embargo, la globalizaci?n - interdepencia mundial debida a las tecnolog?as de punta de ?ndole comunicacional - es un estado de cosas perfectamente distinguible del ultraliberalismo: ?r?gimen pol?tico nuevo?, dictadura extra?a porque no necesita de instituciones gubernamentales. No es el triunfo de la econom?a sobre la pol?tica - dice acertadamente la Forrester - es el triunfo de  pol?ticas (econ?micas) que abandonan la econom?a, en su sentido cl?sico, para dejarla a la deriva de modelos y estrategias falaces y esquizofr?nicas que, en su loca carrera por seguir el imperativo de la ganancia para la ganancia para la ganancia... se olvidan gananciosamente ( !qu? bonitos modelitos? econ?micos por supuesto) de que la riqueza es un medio no es un fin. No es una carrera sin fondo, no es un casino virtual donde se apuesta con fondos p?blicos internacionales, es un espacio interactuante y consensado de convivencia p?blica.

 

 Una Dictadura Extra?a constituye una Investigaci?n, ya no sobre la riqueza de las naciones... c?mo dec?amos antiguamente, sino sobre la riqueza del  mundo virtual de ?la econom?a? el juego onanista, especulativo, desp?tico que ahora padecemos. Viviane Forrester clarifica, desde diversos aspectos: el sistema de propaganda mundial; las sumisiones y complicidades gubernamentales; la ejemplificaci?n de despidos masivos en todo el orbe; el desmontaje de pol?ticas sociales y la instalaci?n de otras aberrantes como el workfare en Estados Unidos -campe?n de los pa?ses desarrollados y con casi 20% de su poblaci?n bajo el umbral de la extrema pobreza -; la mistificaci?n de los discursos oficiales y oficiosos; los sistemas educativos diferenciados y profundamente discriminatorios; la cauda de carencias de millones de seres desempleados, semiempleados y los llamados work poors, personas que a?n con trabajo viven en la l?nea de la sobrevivencia pero, que justifican las bajas tasas de desempleo; la criminal imposici?n y utilizaci?n de los fondos para pensionados que han lastrado a muchas poblaciones en esa etapa de indefensi?n absoluta que es la vejez; la estigmatizaci?n de los desempleados; los flujos y reflujos de capitales reales o virtuales como mecanismo de chantaje; el desensamblaje de vastos sistemas de seguridad social; el tr?nsito del fetichismo de la mercanc?a al fetichismo de los valores virtuales: el casino burs?til: todo esto configura los efectos de la gran impostura de esta extra?a dictadura.

 

Sin duda, a tan truculenta expoliaci?n, mueve a una ret?rica de la maldici?n y la lamentaci?n, ambas construciones linguisticas constituyen dos de los g?neros literarios  en el veterano orden del discurso prof?tico. Esto viene a cuento porque el ensayo ec?nomico de Forrester reacciona sobre una prosa nada convencional en este tipo de literatura, se trata de una prosa de casi incontenible tensi?n e indignaci?n, que al incauto lector de econom?a puede resultarle sobreemocionalizado y sobreadjetivado. Nada extra?o si decimos que tambi?n se trata de un llamado a la resistencia ante esta l?gica narcisista de la acumulaci?n por la acumulaci?n y que, por lo tanto, podr?a, y para ello no se necesita ser cristiano, llevar como ep?grafe un fragmento de una de las seis maldiciones de Isa?as: ?Ay, los que junt?is casa con casa, /y campo a campo anexionais,/ hasta ocupar todo el sitio/ y quedaros solos en medio del pa?s/? Isa?as 5:8. esto, desde luego, no conmover?, ni espantar? a ninguno de los beneficiarios del orden ec?nomico mundial, pero si nos sit?a en el tono de este ensayo que aspira a la autoredenci?n, la autogesti?n y la autopoiesis de millones de seres humanos expoliados por el neocapitalismo de fin de siglo.

 

Vanalizaci?n y legitimaci?n de la ganancia, la ganancia como primer motor universal y justificaci?n de la econom?a mundial y normalizaci?n de la pobreza generalizada son los temas que acuciosa y apasionadamente nos brinda este nuevo libro de Viviane Forrester.(abelardo8@hotmail.com)

 

Forrester, Viviane. Una Extra?a Dictadura. Ed. Fondo de Cultura Econ?mica. M?xico D.F. 2000. 164pags.     abelardo8@hotmail.com

 

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?    27 January 2011 / for webstuff e-mail: rick (at) mismaluna.com